El 11 de setiembre de 1978, en Milán, Italia, murió uno de los más icónicos pilotos de la Fórmula 1. Ese día se apagó la luz de Ronnie Peterson.
Luego de un breve paso por Tyrrell en 1977 donde utilizó el mítico "Tyrrell P34 de 6 ruedas", Ronnie Peterson regresó a Lotus en 1978 sin saber que ese iba a ser su último año en el Gran Circo. En el Gran Premio de Italia corrido en Monza aquel año Peterson empezó mal, un simple accidente en los ensayos le provocó magullones en sus piernas y la destrucción de su "Lotus 79".
En la largada de la carrera, el piloto Ricardo Patrese cometió un error que provocó un numeroso accidente en el que se vieron afectados 12 pilotos. Peterson fue el más perjudicado, su auto chocó de frente contra el Guard Rail volviendo a la pista envuelto en llamas, los pilotos James Hunt, Giancarlo Regazzoni y Patrick Depailler sacaron a Peterson del auto, si bien tenía las piernas muy lastimadas, solo tenía quemaduras en sus manos y quedó 20 minutos tendido en la pista, pero conversando animadamente y saludando al público.
Fue llevado al Hospital Central de Milán, donde los rayos X mostraban 17 fracturas en una pierna y tres en la otra, por lo que se realizó una cirugía reconstructiva inicial para luego empezar con la recuperación.
Al día siguiente, el 11 de setiembre de 1978, Peterson sufrió una embolia propia de fracturas múltiples, que le provocó un fallo de varios órganos, causándole la muerte y apagando la vida de uno de los mejores pilotos “no campeones” de la Fórmula 1.