El 5 de setiembre de 1970, en las prácticas para el Gran Premio de Italia de Fórmula Uno en el circuito de Monza, perdió la vida el piloto Jochen Rindt, su muerte provocaría un hecho único en la historia de la categoría.
En el año 1964 hizo una aparición rutilante en el mundo del automovilismo, debutó en Fórmula Uno, Tasman Series y Le Mans. En 1965 ganó las 24 Horas de Le Mans con un Ferrari 250LM y se incorporó al equipo Cooper de F1.
Luego de 3 años en el equipo Cooper y un breve paso por Brabham se incorpora a Lotus, terminando de manera brillante el campeonato de 1969 y transformándose en el favorito para el año siguiente.
En 1970 comenzó como él así lo quiso, ganó cinco de las ocho primeras carreras siendo el puntero cómodo del campeonato, pero el destino le tenía preparada una trampa.
Durante el Gran Premio de Austria, Rindt, Milles y Fittipaldi, pilotos de Lotus le comentan al constructor Colin Chapman que sus “Lotus 72” tenían serios problemas de tenida, zigzagueaban en las rectas y subviraban en las curvas, este se comprometió a solucionarlo.
Al llegar a las prácticas del GP de Italia en el circuito de Monza, Rindt, luego de algunas vueltas regresó a los boxes diciendo que el auto estaba inmanejable, unos minutos después los mecánicos le dicen que ya está ajustado y listo, Jochen se vuelve a subir y sale a pista.
Al salir de la curva Vialone, Dennis Hulme, que venía detrás, ve como el auto de Rindt comienza a zigzaguear, al llegar a la curva de la “Parabólica”, pierde el control y choca de frente contra el muro. Rindt tenía ambas piernas destrozadas y tres piezas de la suspensión y dirección clavadas en el pecho, en un principio fue llevado al hospital equivocado, cuando llegaron al correcto ya había fallecido.
Los pilotos Jacky Ickx, Clay Regazzoni, Denny Hulme y Jackie Stewart, no sumaron los puntos necesarios para alcanzar a Rindt en las carreras restantes por lo que Jochen se convirtió en el primer y único piloto en ser consagrado campeón del mundo de Fórmula Uno después de haber muerto.