Vigila que no se rompa, porque de suceder eso, va a sufrir un daño en el vehículo y no funcionará correctamente.
El termostato es una de las piezas más importantes, pero una de las más infravaloradas. Será una pieza pequeña, pero tiene una gran función regulando correctamente la temperatura del vehículo.
En otras palabras, se encarga de que el motor tenga una temperatura ni muy fría, ni muy caliente. Y, sin esta, el auto no podría funcionar de la forma correcta porque si calentara, podría hasta explotar.
El termostato tiene forma de válvula, dentro tiene un resorte que se abre cuando alcanza mucha temperatura. Y, como todo en la vida, sufre un desgaste. Esto es como cambiar el aceite o cambiar las ruedas, que no deberán estar totalmente rotas para cambiarse y que, si se cambian de vez en cuando, funcionarán correctamente.
Primero, tienes que vaciar el radiador entero porque si lo intentas cambiar con el radiador lleno, se puede estropear el motor. La forma correcta es con el radiador vacío y tener el motor totalmente frío. Después, con la ayuda de una gata hidráulica y un elevador, vas a subir un poco el coche. Coloca una cubeta hermética debajo de la manguera inferior del radiador para recoger el líquido refrigerante y abre el tapón del vaso de expansión. Cabe recordar que dicho líquido es tóxico y contaminante para el medio ambiente, es por ello que es recomendable usar guantes.
Después de desconectar la manguera inferior para vaciar el líquido de radiador, desmonta el termostato anterior, para lo que deberás desconectar la(s) manguera(s) y quitar los tornillos de la cubierta. Una vez que accedas al termostato, fíjate bien en su posición y, si es posible, tómale una foto porque deberás colocar el nuevo igual.
En caso haya quedado junta en la cubierta, retíralo con la ayuda de una espátula. Al no quedar rastros, coloca el nuevo termostato. Enseguida, emplea sellador de juntas en poca cantidad de la cubierta del termostato, pero fíjate en no tapar los agujeros en los que irán los tornillos.
Por último, vuelve a poner los tornillos, conecta las mangueras y llena el radiador con un nuevo líquido refrigerante y listo. Disfruta de tu nuevo termostato.
De esta forma, no solo ahorras en ir al taller, sino que vas a explorar tu coche y recibirás una lección valiosa de mecánica, aunque empírica.