Desde que nos subimos al vehículo hasta que llegamos a nuestro destino hay pequeños gestos que pueden transformar nuestra forma de conducir haciéndola más eficiente. A continuación vamos a enumerar las recomendaciones una a una:
• Puesta en marcha: arranca el motor sin pisar el acelerador. Si tu vehículo es diésel, además es recomendable esperar unos segundos después del arranque y antes de comenzar la marcha.
• Primera marcha: Cambia a segunda en los dos primeros segundos tras iniciar la marcha o aproximadamente tras 6 metros de distancia recorrida. La primera, es la marcha menos eficiente y en la que se produce un mayor consumo de combustible.
• Cambiando de marcha: En motores gasolina debes hacerlo entre 2.500 y 3.000 revoluciones por minuto, pero en diésel baja en 500; entre 2.000 y 2.500 es lo más recomendable. Acelera siempre tras cambiar la marcha y circula utilizando las más largas, pues es la forma en la que el vehículo consume menos combustible. Si es posible, cambia a 4ª a partir de 50km/h y ahorrarás un 11%, o a 5ª desde 60km/h para consumir un 15% menos.
• Mantener la velocidad: Evita frenazos y acelerones innecesarios. Cuanto más uniforme sea la velocidad, menor será el consumo y se mantendrá una mayor capacidad de reacción al volante.
• Distancia de seguridad: Una correcta distancia de seguridad permite mantener un campo de visión más amplio. Cuando sea necesario reducir la velocidad, levanta antes el pie del acelerador para anticipar tus próximos movimientos.
• Detenciones y paradas: Frena siempre de forma suave, y en la medida de lo posible, reduciendo previamente de marcha. Si vamos a realizar paradas por encima de un minuto de duración, conviene apagar el motor.
