Los chinos se hacen con la industria sueca del automóvil

Los chinos se hacen con la industria sueca del automóvilSi se materializa la operación de Saab, las dos marcas suecas, caracterizadas por su tecnología de seguridad, pasarán a formar parte de la lista de adquisiciones chinas de empresas automovilísticas occidentales encabezada por el grupo británico MG Rover, y de un entramado de sociedades compartidas con los principales grupos mundiales.

La operación de MG Rover se remonta a 2005 cuando Nanjing Auto (NAC) compró la británica por 97 millones de dólares, aunque también estuvo interesada la Corporación Industrial del Automóvil de Shanghai (SAIC)

Finalmente, SAIC sólo adquirió los derechos para fabricar los modelos 25 y 75 de Rover, que fueron rebautizados como Roewe. En 2008, las dos compañías chinas intercambiaron acciones.



Las negociaciones para estas operaciones estuvieron llenas de dificultades, una dominante sobre todas las demás, ya que las de Volvo también pasaron por un largo proceso.

La noticia de la intención de venta de Volvo, propiedad de Ford entonces, saltó en febrero de 2009 y no fue hasta marzo de 2010 cuando se anunció el acuerdo con Geely Honding Group.

Ford vendía Volvo por 1,800 millones de dólares -la mayor compra de una firma privada china del sector en el extranjero- cuando en 1999 había adquirido la compañía sueca por 6,450 millones de dólares. Volvo, hoy, mantiene su identidad y su sede en Gotemburgo.

El culmen de las dificultades se lo lleva Saab. Tiene en su haber una tortuosa historia para intentar salir a flote desde que sus proveedores decidieran hace ya algo más de seis meses interrumpir el suministró ante el impago de una deuda que se calcula entre 77 y 166 millones e euros.

Primero fue la salida de General Motors, comprada por la compañía holandesa Spyker, propiedad del empresario Victor Muller, tras un largo proceso de negociación que evitó el cierre de la firma sueca.

Según los datos del momento, a principios de 2010, General Motors recibiría por la operación 74 millones de dólares y mantendría 326 millones en acciones de la nueva compañía.

La operación fue finalmente posible después de que el gobierno sueco accediera a avalar un préstamo de 564 millones de dólares concedido por el Banco Europeo de Inversiones (BEI) para la nueva compañía.

Precisamente este préstamo ha sido un quebradero de cabeza para Spyker, que no ha podido dar entrada a un importante inversor, el ruso Vladimir Antonov, propietario del fondo de inversión Gemini, vetado por el BEI, dispuesto a inyectar dinero suficiente para reanudar la actividad.

En julio pasado, Swdish Automobile (Swan), antigua Spyker, anunciaba un acuerdo vinculante por el que el mayor distribuidor de China, con más de 10,000 concesionarios, Pang Da, y el fabricante Youngman Lotus, se harían con el 53.9 por ciento de las acciones de Swan a cambio de 245 millones de euros.

Pero el acuerdo no resolvía los problemas de Saab, acuciada por la interrupción de componentes y el impago de la deuda, imprescindible para reanudar el suministro y poder dar salida a la cartera de pedidos, de la que forman parte las 1,500 encargadas por Pang Da.

En esta situación, Saab se ve obligada a pedir ante los tribunales suecos acogerse al sistema de suspensión de pagos para reestructurar la deuda con los proveedores y reorganizar la compañía.

Aceptada la petición, el tribunal nombra a un administrador para que tutele la reestructuración de Saab, que curiosamente es Guy Lofalk, el mismo que actuó en la venta de la compañía cuando era propiedad de General Motors.

Lofalk, sin saberlo la actual propietaria de Saab (Swan) trata de vender a Geely, pero recibe la negativa, porque las autoridades chinas, quienes tiene la palabra cuando un inversor extranjero quiere entrar en el mercado chino, ya habían designado como socios a Pang Da y Youngman.

Frustrado ese intento, el administrador vuelve a China y ofrece a Pang Da y Youngman Lotus la venta del 100 por ciento de Saab, en lugar de entrar en el capital de Swedish Automobile, y recibe una primera oferta de 20 millones de euros y una segunda de 22, que son rechazadas.

En este contexto, Swan y las compañías chinas anuncian la pasada semana la ruptura del acuerdo vinculante del mes de julio y pocas horas más tarde el acuerdo de venta de Saab a Pang Da y Youngman por 100 millones de euros.

Las nuevas condiciones del acuerdo hacen que el tribunal sueco mantenga el proceso de reestructuración, cuya suspensión iba a ser solicitada por Lofalk por falta de fondos.

El acuerdo de venta, que lleva aparejado un compromiso de los inversores chinos de inyectar 500 millones de euros a la marca sueca, tiene ahora por delante un mes de proceso de aprobación por los accionistas de Swan, de las autoridades chinas y de otras partes implicadas.

Entre estas figura el visto bueno de General Motors, implicada por su participación en la matriz, pero también en la transferencia de tecnología, porque Saab ha desarrollado sus productos en los últimos años sobre plataformas y motorizaciones del grupo estadounidense.

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