El 11 de octubre de 2013, la piloto española María de Villota murió cuando tenía solo 33 años de edad producto de las secuelas por un accidente que tuvo un año antes.
Fierrera como pocas, la española María de Villota tuvo una vida corta pero intensa y siempre arraigada al mundo motor. El gran paso de De Villota se dio en 2012 cuando Marusia, equipo de Fórmula 1, la contrató como piloto de pruebas; no obstante, el destino le jugó una carta inesperada.
Y es que ese año, el Marusia F1 Team la llevó para probar unas modificaciones en sus autos al aeródromo Duxford de Inglaterra. Algunas de las modificaciones eran en la caja de velocidades, cambio del engranado de las marchas y el sistema anticalado de su auto, las cuales no le fueron indicadas con precisión a María.
Luego de un par de vueltas al ingresar a boxes, su auto salió disparado contra un costado impactando contra un camión que tenía su rampa de descarga a media altura, María impactó su casco contra la punta de la rampa, perdió su ojo derecho y su cráneo se partió en varios pedazos.
Tras varias operaciones le reconstruyeron el cráneo, pero ya no volvería a competir, pero estaba viva y volvió a aparecer en público. Poco más de un año después una aneurisma traumática no detectada en las arterias dañadas de su cerebro le provocó la muerte en una habitación de un hotel en Sevilla.