Los retos para fomentar el crecimiento del transporte eléctrico en Perú
Los retos para fomentar el crecimiento del transporte eléctrico en Perú

Los retos para fomentar el crecimiento del transporte eléctrico en Perú

Si bien la electromovilidad es una tendencia que se viene desarrollando desde hace algunos años en todo el mundo, en los países de Sudamérica recién se empieza a observar iniciativas muy fuertes y contundentes relacionadas con esta industria.

Aún queda un largo camino por recorrer, pero para lograr un crecimiento más acelerado debemos identificar los principales desafíos, analizar la realidad automotriz del país y generar un gran cambio en la sociedad.

“La electromovilidad es muy importante en nuestro entorno al ser una solución para la crisis climática que enfrentamos. Todo el sistema de transporte es responsable de la contaminación con cerca del 27% de las emisiones globales de carbono. Por ello, es fundamental y estratégico tener un cambio rápido en la infraestructura del transporte”, señala Regina Magalhaes, directora del segmento Automotive & Transportation para Sudamérica de Schneider Electric.

Según un estudio de la consultora EY, que realizó a solicitud de la Asociación Automotriz del Perú (AAP), nuestro país aún tiene varios aspectos por analizar. “El parque automotor en el Perú se caracteriza por tener una tasa de retiro muy baja, casi del 3%; un índice de motorización muy alto con respecto a otros países de la región; una alta edad del parque automotor de cerca de 13 años; y un 100% de vehículos de combustión interna que generan altos niveles de contaminación, ocasionando problemas de salud en la población”, comenta Ellioth Tarazona, gerente técnico y normativo de la AAP.

Frente a este escenario local y regional, Regina Magalhaes explica que hay cuatro puntos clave a tener en cuenta en el camino a la electromovilidad:

1. Creación de una red de infraestructuras de movilidad

Actualmente, la infraestructura en Sudamérica en carreteras, aeropuertos o puertos son un gran desafío. “Desafortunadamente invertimos menos de lo necesario. Por eso, para que podamos tener un crecimiento más rápido y una infraestructura de calidad la idea es invertir en las tecnologías digitales. Estamos camino a una electrificación, pero la tendencia al cambio debe girar en torno a todo el sistema de movilidad”, comenta la ejecutiva.

Frente a ello podemos ir observando la llegada de nuevos vehículos eléctricos, la creación de este tipo de autos y de baterías eléctricas en la región, modernas infraestructuras, usuarios cada vez más conscientes de la importancia de la electrificación y gobiernos que empiezan a ofrecer incentivos tributarios. Si bien estos primeros pasos engloban parte de la solución, aún hay mucho más por realizar.

2. Movilidad como servicio

Cada vez se torna más importante contar con el acceso a un servicio, que tener la propiedad de un activo. ¿Por qué? “Un vehículo es un activo muy caro, pero si se cuenta con un acceso al servicio de movilidad, se logrará obtener menores costos y muchas ventajas. En la actualidad, la mayoría de las personas que tiene uno de estos autos solo usan el 10% del tiempo que este se encuentra disponible”, refiere Magalhaes.

Con servicios de movilidad establecidos se podrá maximizar el uso de los vehículos y contribuir en la sustentabilidad del uso de los combustibles y de todos los activos que lo componen, así como reducir el problema del tráfico en las grandes ciudades y todo a un costo muy bajo para las empresas y los usuarios.

3. Digitalización en la conectividad

Las empresas ahora no solo buscan traer vehículos eléctricos, también evalúan la conectividad, la cual permite obtener diversos beneficios: acceso a datos importantes para la industria, mejor gerencia de los activos, mayor calidad en el servicio de movilidad para los usuarios, y principalmente, contar con ciudades más inteligentes para manejar todo el sistema automotriz eléctrico con mejor calidad y mayor eficiencia.

4. Sostenibilidad

Lograr una movilidad sostenible es una condición para el futuro de todo el sistema de transporte individual, colectivo, público o de logística. Por tanto, se deben desarrollar soluciones sostenibles y para ello, la digitalización es un componente clave. “En nuestra experiencia en el uso de equipos que son conectables, inteligentes o softwares que permiten una gestión eficiente, es posible, con la digitalización, tener 30% de reducción de las inversiones (CapEX), logrando una infraestructura más grande y de mejor calidad. También permite una reducción en los costos de energía y de mantenimiento”, comenta la representante de Schneider Electric.

Para que la infraestructura sea sólida y accesible para todos, Schneider Electric cuenta con un sistema global que incluye, por ejemplo, cargadores eléctricos, para ello se debe contar con redes de energía de media y baja tensión, de buena calidad, que puedan garantizar su funcionamiento de forma segura y correcta. “Si tiene un cargador en su casa, necesitará una infraestructura simple; sin embargo, si tiene 100 cargadores en un edificio residencial, será necesario contar con un sistema más complejo. Asimismo, para un patio de buses eléctricos, se necesitará una infraestructura más grande. Por lo tanto, se necesitan equipos eléctricos modernos, conectables e inteligentes”, explica Magalhaes.

El futuro de la electromovilidad en el país dependerá del desarrollo de aplicaciones y medidas que puedan realizar el Estado, las empresas y los usuarios, así como el uso de modernas tecnologías. El informe de EY señala que si no aplicamos ninguna medida, los vehículos eléctricos costarían lo mismo que uno convencional a partir del 2036, pero si generamos cambios, la igualdad de costos se alcanzaría para el 2025, reduciendo así 9 años de retraso. Acerca de los buses, el cambio se originaría el próximo año si se toman medidas, de lo contrario, los precios seguirían igual hasta el 2030, aproximadamente.

Este año, la AAP estima que la venta de vehículos eléctricos cerraría con 1000 unidades, y sabemos que hay una meta trazada al 2030, por ello, es importante obtener una infraestructura de generación de energía, un proceso que almacene diversos tipos de energía, y un conjunto de planes de automatización y de softwares que serán fundamentales para contar con un sistema global de eficiencia energética.

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