Jean-Christophe Ménard se rompió la muñeca en noviembre y desde el inicio del rally aprieta los dientes de dolor. Aunque no está en plena forma, el piloto galo sueña con terminar su sexto Dakar.
“Si fuera fácil no vendríamos”, bromea Jean-Christophe Ménard. Este profesor de autoescuela no las tiene todas consigo en su sexto Dakar. Desde la primera especial, el piloto de KTM aguanta estoicamente el dolor terrible que siente en la muñeca que se fracturó cuando se entrenaba haciendo enduro.
“Este Dakar es realmente muy duro”, comenta. “No hay ni una sola jornada fácil. Las etapas son largas y pedregosas… Hay piedras por todas partes, las tenemos que padecer continuamente. Desgasta mucho, sobre todo con una muñeca rota. Me cuesta mucho controlar la moto”. Sufrió además una caída en la segunda etapa.
“Me caí al intentar adelantar a un quad en la especial entre Villa Carlos Paz y San Juan”, continúa. “Sucedió en el km 240 y me dejó el manillar de la moto torcido, lo que me complicó mucho el resto de la especial… Sufrí varias caídas más y el calor complicaba aún más las cosas. Al final nos pararon en el CP3, pero el resto del rally se ha convertido en un auténtico calvario. He perdido el tren de los pilotos con los que suelo correr habitualmente y ahora me trago el polvo de los quads. Lo estoy pasando fatal. Es mi sexto Dakar y puedo decir que está siendo el más difícil.” Sin embargo, Jean-Christophe no pierde la esperanza de llegar a Buenos Aires. “Va a ser complicado, pero estoy seguro de que lo conseguiré”.
fuente: Dakar