Una de las marcas más recordadas en los países comunistas durante la Guerra Fría es, probablemente, Trabant. Esta marca de origen alemán no tuvo fama por producir grandes autos, sin embargo, alcanzó un alto índice de popularidad.
La historia de este auto en específico inició hace 14 años cuando su dueño decidió restaurarlo. Además de los exteriores, el propietario le instaló un motor 1.1 de Volkswagen Polo, el que fue reemplazando en varias ocasiones hasta tener un 2.0 Golf GTI.
Justamente con este motor, el dueño y el auto sufrieron un accidente contra un Audi TT. Fue entonces que el dueño decidió instalarle un motor 1.8 turbo y tracción Quattro al pequeño bólido. Con ello, el Trabant puede alcanzar casi 270 caballos de fuerza y 369nm de fuerza de torque, logrando así alcanzar los 100 Km/h en solo 4,5 segundos.
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